Las necesidades de los niños son específicas y concretas, diferentes a las de los adultos, por esto es necesario que su habitación responda a ellas para garantizar un adecuado desarrollo.
Es importante, sin olvidar el aspecto estético, la elección del mobiliario y la distribución del cuarto. Y recordemos que todos los niños son diferentes, por lo que se ha de procurar que la habitación se adapte a la personalidad individual del niño. Por otro lado, no podemos olvidar el carácter multifuncional de los cuartos infantiles, ya que un mismo espacio se destina al descanso, el estudio y el juego. Por ende la necesidad de extremar la seguridad al máximo y la conveniencia de ir adaptando el equipamiento al crecimiento del niño.
El recién nacido
Podríamos decir que el moisés es el primer elemento en el que debemos pensar para los primeros meses de vida, es fundamental para su cuido e higiene. Normalmente se sitúa en la misma habitación de los padres, dada la constante atención que requiere el recién nacido. El moisés puede llegar a utilizarse incluso hasta los 6 meses, esto dependerá del niño.
Al finalizar esta etapa se ha de sustituir el moisés por una cuna, donde dormirá aproximadamente hasta los tres años y la cual se puede colocar en la habitación del niño.
Aunque los criterios estéticos y decorativos son importantes a la hora de su elección no podemos obviar los aspectos funcionales y, sobre todo, los concernientes a la seguridad del bebé como por ejemplo:
• La cuna debe ser antivuelco
• La separación entre los barrotes debe estar entre los 4,5cm y los 7,5cm.
• Colocar protectores alrededor de los barrotes para evitar golpes. Este debe estar perfectamente adaptado al mueble y no deben quedar partes sueltas. No se debe sustituir por almohadas.
• Asegúrese de que la pintura de la cuna no esté hecha a base de plomo u otros químicos peligrosos
• El colchón debe caber justamente entre los lados de la cuna, no deben existir grandes espacios entre la base de la cuna y el colchón.
• Una vez que el niño pueda mantenerse de pie, el colchón debe mantenerse en su posición más baja que permita regular el mueble.
• La decoración debe ser lo menos invasiva posible.
• No deben de haber móviles o juguetes con cuerdas o lazos que sean más largos de 18 centímetros colgando sobre la cuna. Hay que quitar todos los móviles una vez que el niño pueda sentarse o mantenerse en pie, porque los utilizará para intentar salir de su cuna.
Es importante además equipar la habitación del bebé con una bañera con cambiador, a una altura tal que no obligue a los papás a doblarse demasiado y que permita sujetar al niño con firmeza. Debemos incluir cajoneras, estantes y contenedores donde guardar sus cosas. Contar con un sillón o silla cómoda en la habitación puede resultar muy útil a la hora de tomar al niño en brazos y para la toma nocturna.
La habitación adecuada
Para niños y adolescentes su habitación se convierte en un espacio privado que, a diferencia del resto de la vivienda, ha de ajustarse a determinadas necesidades para contribuir a su desarrollo. Es recomendable elegir un cuarto alejado de la zona más ruidosa de la casa, aislada del bullicio de la calle y cercano a los padres, puesto que durante los primeros meses tendrán que acudir a él en numerosas ocasiones. Debe ser fácil de ventilar (evitando las corrientes de aire) y contar con buena iluminación a lo largo del día.
Hasta que el niño cumpla los dos años la distribución del mobiliario no es un gran problema, ya que con unas piezas mínimas quedan cubiertas sus exigencias.
A partir de esa edad y para aprovechar al máximo el espacio lo mejor es colocar los elementos principales (cama, armario, escritorio, etc.) en torno al perímetro de la estancia y dejar la zona central para el juego.
El orden en el dormitorio
Es importante mantener el orden y la habitación recogida, esto favorecerá en la capacidad de concentración y atención del niño. Al inicio bastará con una cómoda para guardar la ropa del o la niño(a), dado el reducido tamaño de sus prendas, pero conforme crezca, es más evidente la necesidad de un armario. En este caso será bueno invertir en una estructura de calidad que garantice que pueda ser usada durante toda la infancia y adolescencia.
Para mantener los juguetes en orden, es recomendable los estantes con una altura máxima de un metro, así como baúles que puedan usarse al mismo tiempo de asiento.
De la cuna a la cama
El paso de la cuna a la cama (entre los dos y tres años) supone la primera gran transformación de la habitación infantil. Algunas veces se puede minimizar los gastos comprando en primer momento un modelo de cuna que pueda convertirse en esa primera cama. Pero si no es así, se recomienda que la cama sea de reducidas dimensiones, de manera que quede más superficie para el juego. El colchón y somier deben adaptarse a los cambios de peso y altura del niño.
La zona de juegos
Es importante que sea una zona para divertirse y soñar, el juego es una herramienta para el desarrollo intelectual y físico del niño, por lo que se le ha de conceder la importancia que merece y no caer en el error de considerarlo un asunto trivial que no requiere de un espacio propio.
Éste se ha de ir adaptando según la edad, ya que conforme crece el niño su manera de jugar e intereses también varían. Hasta los dos años se necesita de un área acotada y segura que puede situarse sobre el suelo, y que vendrá delimitada por una alfombra.
Más adelante, será conveniente incorporar alguna mesa y algunas sillas, acá podrá realizar diversos trabajos. Otra práctica opción es pintar la parte inferior de las paredes o alguna zona específica con pintura de pizarra sobre la que los niños podrán dibujar libremente.
Zona para el estudio
A partir de los 7 años el niño va a necesitar una zona de estudio, cuyo ambiente ha de favorecer la tranquilidad y la concentración. La pareja de elementos claves en esta área es la compuesta por la silla y la mesa. Si es posible, las dimensiones de esta última deben estar en torno a los .60 cm de profundidad y los .100cm de largo. Frente a las mesas exentas y en caso de no contarse con demasiado espacio, cabe la posibilidad de recurrir a alternativas como las estanterías voladas o los tableros abatibles. En cualquiera de los casos, el lugar idóneo para su emplazamiento es junto a la ventana, pues, de esta forma, el niño dispondrá de luz natural a la hora de realizar sus tareas. De no existir una ventana, lo recomendable es elegir una lámpara articulada y situarla en el lado contrario a la mano con la que escribe el niño ó la niña, esto para evitar sombras.
La silla, debe elegirse con especial cuidado, puesto que, en gran medida, dependerá de ella que la espalda del niño se desarrolle correctamente ó que sufra algún tipo de problema. Para evitar el riesgo, lo conveniente es una silla ergonómica ajustada a su medida, vale más la salud.
Habitaciones seguras y saludables
Para prevenir posibles contratiempos, es necesario tomar en cuenta una serie de precauciones a la hora de diseñar una habitación infantil.
En cuanto a los materiales, se deben elegir los naturales, higiénicos y fáciles de limpiar. Se deben evitar los barnices y pinturas tóxicas, los elementos textiles (cobijas, alfombras, cortinas, ropa de cama, etc.) deben estar confeccionados de fibras naturales, que no desprenden electricidad estática.
Los enchufes se deben cubrir con tapas y protectores, los cuales deben ser de gran tamaño para evitar atragantamientos. En el caso de ventanas abiertas es importante utilizar tela metálica o barandillas que eviten que los niños caigan al vacío. Las esquinas de las camas y demás muebles provistos en la habitación deben ser redondeadas. También es recomendable fijar los muebles de gran tamaño a la pared para evitar que vuelquen en caso de que el niño intente trepar por ellos.
Nuestros niños son nuestro tesoro, nunca está de más invertir en su crecimiento y bienestar, siempre será una inversión, jamás un gasto.